miércoles, 19 de enero de 2011

ENCERRADA ENTRE DOS MUNDOS

ENCERRADA ENTRE DOS MUNDOS


Donde anidan las alondras viraré a descansar mi vuelo. Las alas rotas del aliento suspiran levemente, me invitan a zambullirme en los cráteres de sus vencidos y en las fosas de palabras moribundas que no encuentran descanso en este suelo.
Se descosen los sueños, las maniobras suculentas de la añoranza vienen a visitarme, me invitan a derrotar las armas, a sucumbir a los encantos de la carne, a olvidar los lazos invisibles que difícilmente encuentran su sitio.
Todo se vuelve efímero, las formas sutiles del camino se enmarañan, se vuelven laberintos. Me enredan, me embaucan, tapan mis ojos con sábanas blancas y ocultan las huellas del sendero transcurrido.
La duda corroe mi carne, la certidumbre camina aletargada por mis entrañas. El ayer se fue y el presente no llega.
Encarcelada entre dos mundos, aquello que fui y esto que soy. La nostalgia viaja en mi maleta, y de noche se acopla a mi piel como pijama donde descansa mi sueño. Detiene mis pasos y me aprisiona en un mar de añoranza desierto. La arena de las dunas penetra lentamente en mi letargo, rellenando las grietas con falsos muros que rápidamente se resquebrajan. La oscuridad asoma a mi ventana, mis ojos no ven más allá de esa espesa niebla que oculta lo verdadero.
Me detengo a descansar, lo grande se hace pequeño, el amasijo de los momentos que se fueron me visitan a diario. Se interponen en mí caminar, me dan la mano, me instan a desandar lo andado pero yo… no quiero.
El aletear de mis alas, pierde su fuego, son pequeñas llamas incandescentes que al rugir del aire se apagan lentamente. Las fuerzas se van muriendo, agonizan la esperanza y el anhelo. Los destellos pierden su brillo, las luces ya no las veo.
Es momento de detener el vuelo. De zurcir mis remos, de encontrar las gafas graduadas de mi ceguera. No me empujes a seguir volando, que los muros de mis ventanas ocultan aquello en lo que creo. Que hoy vacilan hasta mis huesos.
Mis sentimientos se esconden furtivamente entre mis pensamientos, se aúnan y eclipsan el sentir de mi cuerpo. Me detengo a descansar, a adentrarme en los confines de este ser que llevo dentro, él sabe la verdad, mi verdad, esa de la que ando huyendo.




Hilave 16 de Enero 2011