sábado, 4 de febrero de 2012






DETRÁS DE LA PIEL, COSIDO EN EL ALMA


Silencio, cierra tus labios, deja de hablar, te lo ruego, y escucha lo que susurro en voz baja. No son palabras hermosas, pero  nacen del alma. No son palabras sensatas, pero son lo que soy, lo que siento, lo que pienso. Sin barreras, sin estacas. Son lo que son, lo que brota en mi pecho y me ahoga en la garganta. Luchan por vivir, por poder andar descalzas, por la arena que cubre los mares, por el agua que surca los ríos, por la luz que a oscuras me guía a mi casa. Son lo que son, simplemente palabras. Dicha en voz baja, a escondidas, a hurtadillas de la cordura, de la sensatez. Las que vuelan libre en mi pensamiento, las que nadie juzga, las que nadie alcanza.

Cierra tus ojos y mírame fijamente. Que estoy desnuda, sólo me visto de lunares  y fragancias. Mi sonrisa la dejé en la puerta, de la mano de la esperanza. Mis lágrimas hoy están cansadas de tanto esconderse entre las rendijas de la alegría y la farándula. Mis pensamientos hoy aúllan en voz alta, sin manos que cubran mis labios, ni cremallera que selle lo que bulle en el interior de este cuerpo que clama. Son lamentos, son quejidos, sepultados en el ombligo de este abrigo que cubre el frío de mis entrañas.

No soy yo, pero yo soy quien habla. Quien grita desde la gruta escarpada de mi garganta, hoy se escapan las letras estampadas con sangre y ruge la fiera que vive en mi lecho, escondida y mutilada por las manos del hombre que quema la piel, que deshonran la carne, que mancillan el derecho a ser niña, a ser mujer, a ser humano, a poder ser…

No soy yo, pero nací mujer, con un sello grabado en el alma.¡Mírame! Allá donde me puedas ver, allá donde no  pueda ocultarme tras disfraces, ni murallas. Allá donde no haya dicotomía de especies, ni buenos ni malos, donde yo pueda llorar y tú puedas mostrarme tus manos. ¡Mírame! Mis sonrisas no siempre se visten de gala, soy experta en esconder, sólo hablo a través de la piel, de mis ojos, de mis manos, hablo a veces sin querer, hablo sin hablar, quizás hablo demasiado.

No soy yo, pero huelo a aromas de nostalgia. Penetran por mis oídos y se adentran en el túnel de este deseo que me mata. Huelo a perfume de mujer, huelo al suelo pisoteado de mi infancia. Huelo el tacto de tu piel y el aroma dulce que vuela por mi almohada. Huelo allá por donde voy, huelo los pétalos gastados por el tiempo que todo desgasta, huelo sin oler a ti, huelo el sabor olvidado de fragancias.

No soy yo, pero puedo ser. Jueza, verdugo y mordaza. Comadrona y asesina, imprudente e incauta. Un poco de todo, o un poco de nada.

¿Quién sabe qué se esconde debajo de esta coraza?

Todos tenemos un porqué para callar, para esconder, para ser, para no ser.  Todo está detrás de la piel, cosido en el alma.


                                                                                                  hilave febrero 2012