DETRÁS DE LA PIEL, COSIDO EN EL ALMA
Silencio, cierra tus labios, deja de hablar, te lo ruego, y
escucha lo que susurro en voz baja. No son palabras hermosas, pero nacen del alma. No son palabras sensatas, pero
son lo que soy, lo que siento, lo que pienso. Sin barreras, sin estacas. Son lo
que son, lo que brota en mi pecho y me ahoga en la garganta. Luchan por vivir, por
poder andar descalzas, por la arena que cubre los mares, por el agua que surca
los ríos, por la luz que a oscuras me guía a mi casa. Son lo que son,
simplemente palabras. Dicha en voz baja, a escondidas, a hurtadillas de la
cordura, de la sensatez. Las que vuelan libre en mi pensamiento, las que nadie
juzga, las que nadie alcanza.
Cierra tus ojos y mírame fijamente. Que estoy desnuda, sólo
me visto de lunares y fragancias. Mi
sonrisa la dejé en la puerta, de la mano de la esperanza. Mis lágrimas hoy están
cansadas de tanto esconderse entre las rendijas de la alegría y la farándula. Mis
pensamientos hoy aúllan en voz alta, sin manos que cubran mis labios, ni
cremallera que selle lo que bulle en el interior de este cuerpo que clama. Son lamentos,
son quejidos, sepultados en el ombligo de este abrigo que cubre el frío de mis
entrañas.
No soy yo, pero yo soy quien habla. Quien grita desde la
gruta escarpada de mi garganta, hoy se escapan las letras estampadas con sangre
y ruge la fiera que vive en mi lecho, escondida y mutilada por las manos del
hombre que quema la piel, que deshonran la carne, que mancillan el derecho a
ser niña, a ser mujer, a ser humano, a poder ser…
No soy yo, pero nací mujer, con un sello grabado en el alma.¡Mírame!
Allá donde me puedas ver, allá donde no
pueda ocultarme tras disfraces, ni murallas. Allá donde no haya dicotomía
de especies, ni buenos ni malos, donde yo pueda llorar y tú puedas mostrarme
tus manos. ¡Mírame! Mis sonrisas no siempre se visten de gala, soy experta en
esconder, sólo hablo a través de la piel, de mis ojos, de mis manos, hablo a
veces sin querer, hablo sin hablar, quizás hablo demasiado.
No soy yo, pero huelo a aromas de nostalgia. Penetran por
mis oídos y se adentran en el túnel de este deseo que me mata. Huelo a perfume
de mujer, huelo al suelo pisoteado de mi infancia. Huelo el tacto de tu piel y
el aroma dulce que vuela por mi almohada. Huelo allá por donde voy, huelo los pétalos
gastados por el tiempo que todo desgasta, huelo sin oler a ti, huelo el sabor olvidado
de fragancias.
No soy yo, pero puedo ser. Jueza, verdugo y mordaza. Comadrona
y asesina, imprudente e incauta. Un poco de todo, o un poco de nada.
¿Quién sabe qué se esconde debajo de esta coraza?
Todos tenemos un porqué para callar, para esconder, para ser,
para no ser. Todo está detrás de la
piel, cosido en el alma.
"....cocido en el alma...."
ResponderEliminarPrecisamente por tu manera de hilar las letras, eres una tejedora nata de cuentos.
No hay mejor historia, no hay mejor narración, relato o crónica, que la que tiene su base en el alma y se vacía en papel.
Enhorabuena.
Neli.
P.S: ¿no has pensando escribir con la letra un poco más grande y cambiar el fondo negro por letras negras sobre fondo más claro? Solo es una sugerencia, pienso que se leería mucho mejor, aunque no dudo que perdiera en estética ¿tal vez lo comido por lo servido? Un saludo.
Disculpa por mi tardanza en contestar.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, me encantó tu frase: "cocido en el alma". Nunca mejor dicho.
Un saludo, y gracias por pasearte por mis letras.