domingo, 24 de noviembre de 2019


Hay domingos cualquieras
En el que algo, llamémoslo magia, 
me empuja a lugares, sin saber el porqué,
pero siempre me lleva hacia ti

Allí estaba ella,
Sentada delante, escondiendo su cuerpo
En huesos pequeños sin carne, tan frágil
Que duele con sólo mirarla

Allí estaba ella,
Gritando tú nombre tan alto, que el corazón se encoge, y retuerce
Al escuchar sus palabras, tan suyas, tan duras
que me recuerdan a ti

Allí estaba ella,
Viviendo la vida, tan muerta
Seducida y enamorada de esa comida
Que la apresa y la engulle tan dentro, que apenas queda nada de ella

Y allí quedo yo,
Mirando a quién redacta esas letras
Laura, Tan frágil, tan fuerte, tan dulce tan tierna
Que coge mi mano, y me insta a llamarte, a provocar tú descaro
a abrazarte y decirte, cuánto te quiero


Bendito este instinto, que sale a buscarme
Y grita tú nombre tan alto, que casi puedo romper mi promesa
Pero luego, vuelvo a mi calma, recuerdo el silencio
Y me muerdo las ganas


Y sólo puedo escribir estas letras
Con el único pretexto, que sepas… Cuánto te quiero
Aunque no te lo creas…


Hilave

No hay comentarios:

Publicar un comentario