ME DESPLOMO
Caminan mis pies desnudos por el
rescoldo encendido, se derrumban uno a uno todos mis pilares, los argumentos
que inventé para existir se van lentamente.
De pie, entre las lozas inservibles
del pasado, me desvanezco, ruedo moribunda por ese suelo que roza mis penares,
levanto mi vista y busco entre la multitud quien pueda ayudarme, quien pueda
devolverme mi cordura, quien pueda tenderme una mano.
Y ahí estás tú, reconozco
las suelas de tus zapatos, he caminado un tramo con ellos, he sentido sus
punzadas, sus aristas. Hoy necesito de ti, no hay otra piel que pueda
acurrucarme, no hay otra voz, que pueda calmar mi llanto. Hoy aúllan en mi
barriga todos los espectros que guardé para olvidarlos, hoy retumban todos los
tambores de guerra de una lucha en la que todos pierden, en la que no hay
manantiales coloridos, en la que la soledad es mi único aliado.
No me dejes
caer, te grito, sostenme en esta noche oscura, dame tu mano y sácame de este
cataclismo. Dame mil argumentos para mantenerme en pie, dame razones para
templar a este fuego que lo arrasa todo a su paso. Dame toda tu templanza,
seréname, devuélveme a mi casa, a la paz de mi armonía, al canto de sirenas
donde sólo escucho nuevas madrugadas.
Hoy me hundo en esta locura de repetirse
la historia, el dolor me desgarra, no hay salida para sus manos diminutas, no
hay herramientas efectivas que yo pueda mostrárselas. Mientras
tanto gritan silencios que se escuchan en el viento, grita la loba que protege
a la manada.
Hoy necesito que me sostengas un rato, que me devuelvas a mi
origen, a la luz de donde mana todo el misterio, a la claridad de las olas, a
la tranquilidad de las aguas mansas. Porque hoy soy torbellino, no puedo ver
más allá de donde alcanza mi lanza y necesito un hueco por donde escapar de las
llamas.
Pero tus pies se alejan en medio de la multitud, te meces con el vaivén
de la farándula y allí quedo yo, sin derramar una lágrima, esperando caer, que
se desplomen mis huesos y se renueve mi alma.
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