domingo, 27 de marzo de 2011

AMOR DENTRO DE LOS CONFINES DE MI CUERPO

AMOR DENTRO DE LOS CONFINES DE MI CUERPO



Donde la noche esconde los retales de este sentimiento huyo a tu encuentro. La luna despierta los enigmas de mis sombras, desnuda las alboradas del sufragio. Navego sin flota por los pliegues de mi piel y penetro lentamente en los suburbios de este cuerpo donde la sangre se derrama y grita por hacerse un hueco.

Amanezco en la fuente de este sentir tan profundo, en la raíz de esta emoción que vive y muere cada día en la parte racional de mi persona. Roza mis cabellos tu ternura, acaricia mis labios tu nobleza y despedaza en miles de jirones los rastros olvidados del espacio destronado de tu imagen. Despliego las puntas dobladas de tu estirpe, vislumbro la mota dimitida de este nacer entre mis entrañas, y acuno mi alma.

Despliego mis alas y vuelo a ese cielo donde las sombras escapan sin oportunidad para instalarse, donde la luz desmenuza toda oscuridad.

La cordura sale huyendo ante el despliegue incondicional de este amor que implora no morir entre las sombras. Que suplica que alce la voz, que no calle lo que siento.

La razón lucha por hacerse un hueco, me insta a transmutar el sentimiento, a disipar entre las cuerdas de este instrumento aquello que mi alma me grita como verdadero. Pero ya no puede hacerlo, ahora nadie puede hacerme escapar de esto que bulle en mi pecho exigiendo una salida, implorando que lo acepte, que lo admita dentro de mí ser. Qué es algo muy bello, algo que nació para vivir, para escaparse cada noche de luna llena a saborear a sorbos la magia del momento.

La rabia quiere sentarse a tu lado, quiere imponer los dictámenes de su linaje, pero, el amor lo ocupa todo, no hay cabida para ningún otro sentimiento.

El tiempo conspira para que te deponga, para que esto que me acaricia lentamente el corazón desaparezca. Pero, es imposible, ya es imposible. Todo me lleva hacia este sentimiento que inunda toda mi alma, que brota de mis labios cada vez que te nombro. La distancia sólo es una efímera sensación que mi alma no reconoce, que las huellas olvidadas del cariño reclaman, pero los vestigios ocultos se asientan cada día entre las entrañas acoplándose sutilmente en mi organismo. Regando sin piedad cada poro de mi piel, de mi carne, de mí sangre.

Se desvanece tu imagen en las agujas de este reloj que nunca se detiene, se desvanece el roce de esa piel suave que reclama mis manos recorriéndolos, desaparece el sabor suave de tus labios jugando con mi boca un baile de deseo. Se esfuma entre las antorchas apagadas del recuerdo todas las carnales sensaciones, llora la luz de mi agonía por volver a acercarme a tu boca y navegar lentamente por el cráter incandescente de tus palabras. Recorrerlo y ahogar sus lamentos entre los arrumacos de mi lengua llena de cariño. Sentir entre sofocos la llama de este sentimiento que se enciende al roce de tus dedos. La carne, los huesos desaparecen entre tus manos, ellas surcan canales invisibles a los ojos humanos, avenidas imaginarias que sólo las almas eternas tienen acceso.

Se esfuma la carne pero permanece el sentimiento. El vive en mí desde siempre, desde la cuna ancestral de mis antepasados, desde el inicio de este peregrinar por los confines de este planeta que se muere entre las manos de los hombres.

Ya no quiero escapar de él, ya no puedo. Sé que se funde con mis entrañas, que camina por mi sangre, nutriéndola, regándola de todo aquello que soy, que era, que fui desde el principio de los tiempos.  

Me ha devuelto a la vida, me ha regalado el sentimiento perdido entre las sombras de ese gentío que no entendía el llanto de mi casta. Anudo las sensaciones a los botones de mi chaqueta para que nunca olvide que nació, vivió y murió en mi cada día de mi existencia. Que es la luz de esta vida que se debate entre el cielo y la tierra, que llora por la ignorancia de esta humanidad que olvida los designios del destino, que vive entre tinieblas para no enfrentarse al sentimiento.

No me pidas que te odie, que te olvide, que te saque de mi recuerdo. Porque tú eres todo aquello que quise, que querré y que quiero.

Cuando te nombro, sólo siento amor inundando mi boca, mis ojos, mi aliento. Sólo siento amor, porque tú eres amor dentro de los confines de mi cuerpo.




                                                                                                                                HILAVE




















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