miércoles, 20 de abril de 2011

No prometas, se libre

No me mires a los ojos, que no puedo mostrarte lo que siento.
No me busques la mirada, que sólo quiero esconderme entre el bullicio, escapar de las palabras silenciosas y evaporarme lentamente entre las grietas del camino. 
No persigas lo que miro, que ellos ocultan entre las ramas la verdad de este cuerpo que se deshace en mil latidos, nunca encontrarás los vestigios de mi vista, ni los rastros de este torbellino.

No me instes a mirarte, que no puedo, ya te lo he dicho, ellos surcan otros mares, ellos saben donde está su sitio.
Deja que me marche, no insistas en detener los pasos que iniciaron ya su sino, que no quiero mirarte, que no quiero sentir las llagas incendiadas entre las paredes laceradas de este cuerpo moribundo.
No acaricies mis verdades, no seduzcas con arrumacos la piel cuarteada de los baches del camino, ellos se curarán, nadando en ese mar que me acoge cuando la luz pierde su brillo.
Sella tus labios, deja de hablar, tus palabras sólo retumban altas cerca de mis oídos, pero ellos dejaron de escuchar, de descifrar entre verbos las vocales de este peregrinar continuo.
Qué te calles ¿no sabes escuchar? Olvídate de mí, que no quiero que roces la piel de mis suspiros, Déjame ya, aléjate de mí, que mis labios son puñales que se clavan uno a uno, hilando fino.
Empecé a caminar, mis pies llevo desnudos, ellos pisan el asfalto, sangran por los roces de este filo, pero saben hacia donde van, conocen su designio, nacieron para naufragar y emerger de las aguas entre remolinos.
Me marcho para columpiarme en este cielo, para acunarme con mis recuerdos, con las manos silenciosas de los sueños, con el aliento fresco de mis vuelos.
Pero deja de mirarme, déjalo ya, que tus ojos son espejos, que no quiero descubrir tu verdad, que no quiero despertar de este sueño.
Ando sin andar, lo sé, ando por los raíles de este tren sin movimiento, ando parada sin andar,  ando para no detener el vuelo.
Qué me dejes, ¿no sabes escuchar? Qué me dejes vivir tranquila dentro de mis recuerdos, que no quiero manos nuevas que acaricien la soledad de este cuerpo, que no quiero mostrarte lo que vive aquí adentro.
Toma mis alas ¿quieres volar? ¿Quieres contemplar la vida desde este firmamento? Desde aquí no hay una sola verdad, desde aquí los colores cambian con el paso del tiempo.
¿Qué quieres de mí? ¿No te basta haberte acoplado a mi cuerpo? Mi alma no te la voy a mostrar, mi alma es libre, tan libre como el viento.
Me voy, déjame en paz, me voy, mis pies danzan un baile sin dueño, descubrieron tu verdad, tu caminar por ese tu infierno.
No quiero noches vacías, no quiero que detengas mi vuelo, que nací para soñar, para dibujar las entretelas del fuego, para quemarme con las llamas de la verdad, para arder lentamente en la hoguera de las palabras con sustento.
Qué encontré mi lugar, que no quiero seguir navegando por los mares de los desconciertos, que sé que la verdad se esconde en un lugar donde sólo algunos pueden verlo.
Calla, no digas lo que sientes, no digas lo que se cuece ahí adentro
Calla, no prometas, sé libre dentro de ese cuerpo.
Calla, no hables más, calla… que me marcho muy lejos…  

                                                                                                                  HILAVE Abril 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario