sábado, 8 de octubre de 2011

PERMANECERAS EN MI RECUERDO


PERMANECERÁS EN MI RECUERDO

El frío recorre cada aguja descosida de este traje, que se enreda entre tus manos cada vez que te pienso. Hoy te busco entre estas letras, donde el aire ha entrado de puntillas, removiendo todos mis recuerdos.

Te apreso en cada sílaba, en cada palabra que me transporta a aquellos días en los que el destino pasó rozándonos las caderas. Tus ojos, pedían clemencia, imploraban traspasar el umbral, de esos pétalos bañados de sangre y regar de colores tu estancia. Mi piel supuraba el dolor contenido entre los frascos invisibles de apatía y  descontento.

Nos vimos sin mirar, entre esas fibras intangibles que deambulan cerca del corazón y se adentran en la caverna del alma. Vibraciones silenciosas dilataban las venas obstruidas, dando paso al flujo continúo de este fluir entre las aguas de los recuerdos. El sentir se escabulló de las redes del raciocinio, enjuagando las lagañas de ese mirar sin ver, por los ojos manipulados de la razón.

Nuestras almas desertaron de estos cuerpos que  manejaban los sentimientos a su antojo, que obraban a favor de ese yo, que se proclama rey y señor de los cielos.

La carne que cubre nuestros huesos, nunca comprenderá, lo que siente esa parte incierta que vive en los rincones de nuestros dedos. Esa parte efímera, que vuela lejos, cada vez, que es aprisionada entre los barrotes de este mundo que no entiende de señales, de extrañas emociones, ni de amores, que se escapan a la cordura y a las leyes impuestas.

Las marcas invisibles de la magia, penetraron lentamente en los suburbios de esa ciudad, donde se mata los nobles sentimientos y se amamanta la valentía de ocultar la esencia.

Ellas se reconocieron, y jugaron dejando al margen a nuestros cuerpos. Volvieron a los orígenes, a ese manantial donde la soledad viaja en la trastienda. Donde todo se hace uno, donde no existe la dicotomía de las especies.
Hoy el aire te ha traído a mi memoria, el frío recorre mi espalda,  vuelvo a esnifar ese sentir profundo, entre los poros de esa piel que ardía al tacto de mis dedos.

Pero, ahora ya estás lejos. Los pasadizos ocultos del destino, abrieron sus puertas para que siguiera mi camino, para que permanecieras intacto en mi recuerdo.

Pero siempre permanecerás ahí, en ese cielo, donde danzan los amantes, donde se respira la pureza de las formas, donde las almas grandes se detienen a descansar, a reponer las fuerzas.

Siempre permanecerás ahí, en mi recuerdo.

                                              
                                         Porque hay sentimientos que siempre permanecerán en mí
                                                        Como una llama de esperanza, al amor verdadero.
                                                                                       Y me siento agradecida por ello. 
                                            
                                                                                       HILAVE octubre 2011




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