Quiero contarte un secreto, quien soy yo, así en voz alta…
Hoy desnudo esta voz, descubro la tapa de este envoltorio y muestro las pócimas de este cocido que se cuece aquí adentro. De antemano, te adelanto que este puchero hierve muy fuerte, y que a veces, se desparrama hacia fuera.
Pero rara vez alzo la voz, al menos la que grita desde mi garganta. Sólo alzo mi palabra a través de este papel para aullar firmemente cuando algo me escuece en el alma.
No me acallan las críticas, ni los juicios de valores de los que se creen más fuertes, sólo la humildad generosa de aquel que para no dañar, se calla y espera. Aunque para ser sincera, me hubiese gustado ladrar más de una vez, e incluso pegar algún bocado a alguna lengua.
Porque soy lo que soy, y cuando ya no puedo más, paso del bocado al asesinato en toda regla.
Soy demasiado drástica, lo sé, pero no conozco las medias tintas, ni los cuentos sin letras, ni las acrobacias sin artistas.
Esta mujer que habla, no sigue a la manada, no acaricia manos sin pulso, no atiende a conversaciones vanas, ni a mentiras piadosas.
Soy una loca quizás, pero perdono lo imperdonable, todos tenemos una razón para surcar mares con tempestades. Creo en el ser humano, creo en su bondad y su nobleza, se que a veces ella está condicionada por murallas opulentas.
Nunca insistas en que luche con tus defectos, que ellos ya conspiran entre tus dientes, deja que hablen tus ojos, ellos no mienten a distancias tan cercas.
Porque creo en la gente, esa que comete mil errores, que es imperfecta e impúdica, que aprende a base de golpes. Me ha enseñado la vida, que no es más noble quien engalana más honores, no es más sabio el que más habla, ni más necio el que se esconde.
Reniego si presumes, de grandes hazañas y posiciones, Tu abolengo lo marca cuantos agujeros tengas en los pantalones. Nunca pido credenciales, tus títulos lo dictan tus vocales, esas que caminan en tu bolsillo y con las que construyes tus frases existenciales.
No sé de estrategia en la batalla, soy inexperta en estratagema y artimañas, me duele la cabeza si he de pensar en enmarañar las palabras.
Ese es mi código de valores, demasiado raros quizás, pero yo soy así; diferente.
No me ajusto a las reglas del juego. No soy simpática, ni divertida; e incluso a veces me falla la risa. Me gusta descifrar en el silencio, lo que no se habla, lo que no se dice.
No me gustan los dobleces de puntas ni las maniobras de manos, que soy lenta para ver lo que se esconde detrás de la chistera del mago
Prefiero caminar bajo las estelas que habitar un hotel de cinco estrellas, almorzar sobre la arena cruzando mis piernas y transitar verdes avenidas donde no hay establecimientos ni tiendas. Me gusta lo sencillo, lo nimio, lo cotidiano.
Aunque siempre mirando desde otro plano.
Y si de amor hablamos, no me gusta lo fácil, lo depurado.
Sé que lo hallaré entre los escombros, desempolvando su mente inquieta. Sus labios hilaran vocablos y su voz hará que me tiemblen hasta las piernas. Verá más allá del disfraz en el que me escondo, me quitará una a una, todas mis caretas, trastocando mis verdades y descosiendo la decencia.
Le hallaré por sus pies cuando caminen, en su boca cuando bese, en sus labios cuando rían, en sus manos cuando la deslice por las curvas de mis caderas. Será libre de enjuiciamientos, provocará la parte tímida de mi entrepierna, abortará con sus axiomas mi raciocinio preñando de libertades lo recatado de mi conciencia.
Será un niño vistiendo de traje, jugando a despertar la pícara mirada que me desconcierta, me oculto tras finos modales pero lo profano siempre me tienta.
Le hallaré, en sus palabras llenas de sentido, en lo que calle, en lo que cuente. En ese miedo contenido, en ese viajar sin mochilas ni maletas. En sus mil caras, en su mirada inquieta, en la piel aletargada de recuerdos, en el dolor que ha cosido a esas heridas que no cesan.
Le hallaré porque no esconde lo que siente, porque se arriesga, porque lucha en batallas perdidas y nada nunca le desalienta. Le hallaré porque se aproxima lentamente, atándose a mi piel sin que me entere, colmando de sonrisas mis lunas y atiborrando de carcajadas los bolsillos de mi chaqueta.
Caminará visible mi mismo camino, no a mi lado, que es demasiado cerca, que mi libertad ignore que existe, que ella no entiende de fronteras.
Me enamorará por lo que escribe, porque descifra todo lo que escondo entre estas letras, porque es aprendiz de hechicero y maestro en enlazar vocales en fonemas.
No soy devoradora de hombres, sólo engullo palabras. En la cama soy río manso de besos, disfruto acariciando la rima y sofocando los versos. Si tienes prisa detente, no sé sentir con velocidad desatada, susurra a mi oído tu canto, recorre mi piel enlazando la lana.
Sonrío si tú sonríes, me gusta acariciar la piel de tu letargo, y despertarte a la vida, sólo con mis labios.
Si he de amar; amo, hasta las últimas consecuencias, huyendo de los amores mediocres, de ésos que solo rozan la superficie y nunca traspasan la puerta.
Si he de llorar, lloro, no me avergüenza admitir que me has dañado. Aunque me alejaré. Que nunca veas que he llorado, que nunca sepas el porqué de ti me he alejado.
Si he de olvidar, olvido… sin moras, ni clavos, ni falsas tiritas que camuflen lo que siento. El tiempo, sólo el tiempo… ése es mi antídoto perfecto…
Demasiado complicado quizás, pero así soy yo, inquieta. Siempre buscando lo espinoso, lo que no existe, una quimera. Sigo creyendo en el amor, en la alma gemela. En los lazos invisibles, en la magia, en las pócimas secretas.
Soy hermética quizás, nunca podrás saber si soy feliz o llora mi pena, aprendí a disfrazar la tristeza. Y cuando te des la vuelta, volverá mi oscuridad, mis tinieblas, esas que siempre intento ocultar, para que nunca descubras mi esencia.
Posiblemente debería callar, amordazar mi sinceridad en adornados regalos, pero, no aprendí a disimular, la autenticidad es mi bien más preciado.
No sé vivir arrastrando mis pies, aprendí a elevarme para comprender al ser humano, esa casta en la que me incluso, con sus virtudes y sus fallos.
Ésta soy yo, desnuda hasta las venas. Ésa que tal vez nunca descubras, porque se esconde entre los valles y las laderas.
¿Ésta soy yo? ¿O… me disfrazo en estas letras?
HILAVE agosto 2011
Realmente resulta complicado, para el simple lector que gusta de tus palabras, de tu modo de expresarte, saber si "esa eres tú o te escondes entre palabras". Pero realmente no importa. Querer saber demasiado es a veces peligroso y aún queda en el mundo almas que respetan los límites de una frontera que no se tiene permiso de traspasar, por no tener un pasaporte de palabras, por no haber alcanzado el visado de la complicidad suficiente.
ResponderEliminarMe gusta leerte, creo que ya te lo he dicho, porque en tu forma de escribir, hay mil preguntas y en este en concreto, me has hecho verme a mí mismo pero antes de que la vida me enseñase otras cosas que luego me hicieron apreciar la realidad de una manera más nítida.
Aludo a la mención del que para no dañar, calla. Quizá sea un modo de ser un tanto atrevido, o estúpido, quién sabe, pero creo que el silencio, aunque sea para proteger, a la larga, acaba dañando, pues esconde un mal —o un bien— pero no consigue eliminarlo. Ahora, eso sí, los egocéntricos de la existencia no deben ser escuchados, puesto que el que se cree en posesión de un método infalible en un mundo cambiante, cuyo valores van modificándose según las mentes y según las "normas" con las que tan poco de acuerdo estoy. Por eso, y la crítica no debe acallarte, ninguna, pero las del humilde, en mi opinión sí merecen ser tenidas en cuentas, las de los que se creen superiores, no. No comparto el silencio para proteger, creo que es mejor saber las cosas y empezar a afrontarlas y a encararlas cuanto antes.
Pasar del bocado al asesinato... drástico sí que es, y creo que un cuento sin letras no es un cuento, por tanto, esta metáfora viene muy bien como ejemplo de lo que expongo más arriba. Mientras haya palabras sinceras —las mentiras, aunque sean piadosas no sirven— habrá conocimiento y intención.
Te doy la bienvenida a los seres que no seguimos a manada alguna, a los seres que viven en sus creencias, sin imponer, sin molestar, pero fieles a su mundo, sea de la índole que sea, solitario o juerguista, romántico o salvaje. A los seres que aceptan los defectos como parte del ser, y más aún que no considera estas actitudes defectos, sino modos de ser. Porque repito, nadie tiene la aptitud de ser juez de valores y decidir qué es una conducta o un detalle defectuoso. Lo que para la inmensa mayoría es un fallo, puede que para uno solo, sea algo maravilloso. Me he visto en esta situación muchas veces. Mas sea como fuere todo, el respeto es la base de una convivencia ideal. Mientras no se haga daño, un defecto no es tal defecto, es un modo de ser o una seña de identidad.
Nadie sigue un estratagema a la hora de luchar. Se lucha cuando se quiere ganar algo, aunque derrames la última gota de tu sangre. Los que aún creen en sueños, los que piensan que merece la pena invertir el último suspiro por la felicidad, seremos quizá tomados por locos, pero nos iremos de este mundo felices de nuestro modo de ser. Igualmente hay que usar la inteligencia y ver cuando nuestra lucha no nos lleva más que al dolor, puesto que el sueño es inalcanzable, porque tiene voluntad propia, porque nosotros mismos no somos parte de su mundo. Entonces se acepta la derrota como buenos perdedores y la cabeza alta porque se luchó, se lloró y se salió hacia adelante. El que seas aburrida o antipática suele ser un criterio que deban juzgar los demás. Hay mil maneras de ver las cosas y aunque estés segura que tu modo de ser es tal, lo haces condicionada por los valores "normales" sin tener en cuenta que en el último recodo, puede haber un juez que mire las cosas desde otro punto de vista.
Invita a caminar las estrellas a todo el mundo, aunque te quedes sola. Recítale un verso a la luna y ella te devolverá un hilo de luz de plata. Los hoteles de cinco estrellas están muy necesitados de una canción de amor y los bohemios curan su frío a luz del fuego, en compañía de las hadas y los duendes que susurran sus historias y riquezas y que ellos se atreven a contar en un lenguaje para que todos sepan de ellas, pero desgraciadamente, nadie prece querer acercarse. El lujo de los grandes espacios no es un lugar para ello y es cierto que hoy se prefiere.
ResponderEliminarConsidero que nadie tiene la facultad para determinar qué es lo raro o lo común, qué es lo bueno y lo malo, quien tiene talento o no lo tiene. La vida, como bien dices en este secreto que compartes, es un camino individual que demanda, en momentos, una compañia. Y en ese camino, los tramos que hayan de hacerse solitarios, solo tu criterio puede ser juez de tus acciones. Y tú misma sabes mejor que nadie qué es lo que te hace sentir bien, ser feliz, por muy extraño que resulte a los demás.
Hablas del amor, de ese niño con traje, de esa alma gemela... yo pensaba como tú, buscadora de lunas, yo tenía mi arquetipo de canon establecido y la vida, a mis 32 años, me ha enseñado que el corazón en un niño malcriado, que tiene libre albedrío y mucho poder. Y en la esquina del supermercado, puede desbocarse por un alma que sea todo lo contrario a ese arquetipo que teníamos bien definido. Y llega cuando menos los esperas, a veces cuando más lo necesitas. Otras veces, llega cuando más lo necesita, pero resulta que no está libre y la experiencia te hunde más en el lodo. Otra vez es fácil, tanto que piensas que es mentira... Creo que planear todo es un error, porque realmente no tenemos la certeza de la realidad del minuto siguiente. Carpe diem.
Un saludo cordial.
P.D. Al final he podido comentar en la entrada propia. Soy un desastre pero por fin he podido dejar mi parecer ante estas dos entradas tan hermosas que regalas con tus letras ^_^.
Muchas gracias por tus palabras Juanjo.
ResponderEliminarEn referencia a tu comentario de callar para no dañar, me refería que pocas cosas me callan, y mucho menos aquel que se cree en posesión de la verdad. Pero las personas humildes, las generosas...las que a veces se callan para no hacer daño... puedo entenderlas. Y entonces si he de acallar lo que pienso porque crea que esa verdad pueda sólo dañar en vez de potenciar algo positivo, pues me callo. No lo llamo mentira, lo llamo saber callarse cuando tus palabras pueden herir.
A lo que tu te refieres, es distinto. Evidentemente debe haber sinceridad,honestidad y ser claro con las personas. Algo que por desgracia escasea...
En cuanto a pasar del bocado al asesinato en toda regla... Evidentemente es una metáfora. Cuando ya no puedo más, en vez de seguir peleando, pues lo mato, lo aparto de mi vida y desaparezco para siempre... como ya dije no soy de medias tintas.
Y estoy totalmente contigo en lo que dices, que al final, por muchos estereotipos que tengas de pareja, e incluso de la gente que te gusta. Te enamoras de quien te enamoras....
Un placer leerte...
Un saludo.