lunes, 12 de septiembre de 2011

NO ES APETITO DE CARNE, ES HAMBRE DE ESENCIA


NO ES APETITO DE CARNE, ES HAMBRE DE ESENCIA

 Detente, surca lentamente mi cuerpo. Déjame sentirte sin la prisa del tiempo.

Tócame despacio, que mi piel se inunde de tu cuerpo. Quiero preñar de tu tacto todos mis poros sedientos, emborracharlos de tu néctar, de esa melodía que brota cada vez que posas por la curvatura de mi espalda tus dedos.

No busques atajos, recorre uno a uno, todos los recovecos de mis sueños. Transita todas mis avenidas repletas de semáforos, y detente, en cada uno de ellos. Que quiero saborear tranquila el sabor de tu piel, la suavidad de tus manos, las palabras de tu boca, el paladar de tus labios.

No tengas prisa, fecúndame de ti, hasta que se haya saciado mi piel, mi boca, mis ojos, mi sangre, mis huecos. Que toda yo, te pertenezco. Porque quiero comértelo todo, hasta ese dolor que has cosido a tus huesos.

No tengas prisa, que quiero impregnarme de ti, que hoy soy marea esperando a tu calma, para que te hundas en mí. Que quiero mecerme en tus brazos, sentir ese  crujir mis entrañas cada vez que se acerca tu aliento. Que quiero ignorar el mañana, detener este momento y permanecer siempre aquí.

Pero ahora, rózame, quiero sentirte sin piel. Quiero adentrarme en tus escondites secretos. En ese manantial que brota de tus ojos, en ese silencio con el que desnudas mi alma y adormeces mi cuerpo.

Riega las semillas que plantaste, que están sedientas. Necesitan de tu alimento. De la fuente donde manó la primera lágrima, de donde nacen la sed y el deseo.

Porque quiero bebértelo todo. Hasta esa risa de niño que escondes, esas heridas que permanecen abiertas, ese penar por las calles de la amargura,  ese te quiero que silencias.

Recórreme despacio, que soy fuego encendido añorando tu hoguera. Qué hoy estoy hambrienta. Dámelo todo, tu boca, tu lengua, tus voz, tu silencio, tu grito, tu ausencia. Que quiero comerme hasta tu último aliento.

No te vayas aún, que el alba se acerca. Acurrúcate a mi lado, que nadie descubra que soy una niña pequeña. Que hoy se han abierto mis miedos, y galopan por mi alcoba, como perro sin dueño.

Penetra en mí, hazme tuya por siempre. Siembra en mi vientre tu estirpe, quiero sentirte ahí adentro. Quiero que crezcas en mí, entre estos laberintos siniestros que a veces frecuento. Que bebas de mi sangre y te alíes con mi cuerpo.

Quiero mecerme en tus nalgas, derramarme en el hombre, inmolarme en tu piel y acoplarme a tu esencia.

Dame un último sorbo, que hoy no quiero que te desvanezcas... porque…

¡Te echo tanto de menos! ¡Y duele tanto tu ausencia!
Que quiero saciarme de ti, antes que desaparezcas.




HILAVE septiembre 2011


No hay comentarios:

Publicar un comentario