viernes, 2 de septiembre de 2011

LA EVIDENCIA SE HA VESTIDO DE GALA


                                                LA EVIDENCIA SE HA VESTIDO DE GALA 

Suenan violines en esta mañana fría donde el silencio emerge con mucha fuerza. Se regodea la arena meciendo al son de clarinetes, los restos de este naufragio. Se recompone el aire, y  los huecos arcanos del desastre, se elevan lentamente hasta encontrar la salida. 

Se ensancha el camino, sobreviví al derribo, a las piedras que mataban, a lo gélido del camino, al fuego que calcinaba. Y entendí, que hay pasiones que queman, que abrasan, que matan. Sí,  pero que enriquecen, te elevan, te aventajan.  

Comprendí que hay códigos sutiles, que sólo conoce el alma. Pequeñas fisuras en las grietas de las murallas. Lágrimas que no duelen, que se deslizan suavemente derrotando barricadas. Porque, en ocasiones, las lágrimas definen posiciones, te ubican en la batalla.

 Destripé las vocales que delatan. Las que se quedan en el olvido, los pensamientos que nunca salieron por la garganta. Porque  hay silencios que reptan sutilmente por las entrañas, se escuchan en las acciones, en las manos que disimuladamente te bajan. En el anonimato, desde la distancia.  Sin fuegos artificiales, sin las farándulas de este teatro de máscaras.  

Entendí que hay cruces de caminos, que te despistan, te enredan, te desgastan. Motores que se apagan ante la avalancha. Misterios que vuelan en el aire soltando carcajadas, castas que se reconocen por la nobleza que calzan, estruendos repentinos que te ciegan y te sacian.

Se acabó el postre de este almuerzo. Demasiados platos indigestos, empachos que emborrachan. Ebria de decepciones, beoda de desesperanzas.

Se secó el río que abastecía las dos orillas. Las luces tenuemente se apagan. Cerrando capítulos, dando por concluida la hazaña.

Cae una lágrima en la cuneta del olvido. Cesan las preguntas. La evidencia se ha vestido de gala.

                                                                                    

                                                                                                            HILAVE  Septiembre 2011


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