viernes, 8 de octubre de 2010

VIVIR ES SENTIR

Lo olvidaste…

Pataleabas como un niño sobre la alfombra de tu cabeza quebrándote la sonrisa, haciendo añicos todo lo construido.
Atabas las comisuras de tus labios a tu rostro para que no se desdibujara tu postín. Mascara de risa y dicha cubriendo de polvo el ayer. Revoloteabas y fingías vivir.
Sujetabas tu cabeza entre las manos, te hacías tantas preguntas tan inútiles como el tiempo vivido en soledad. Repetías una y otra vez, lo siento, no puedo hacer nada. Y como un niño asustado recomponías la verdad con los retales de tu vida.

No, no me digas que has vivido más que yo…que tú no sabes lo que es vivir
Estaba oscuro, lo sé, se hacía de noche mientras esperaba.

Paseabas la libertad como bandera y tapabas con lágrimas el porvenir. Huías de todo y de nada, el tiempo estaba por venir.
Rugía el motor de tu vieja chatarra, cansada de existir.  Reía, gritaba, callaba, esperando resurgir.
Títeres de un teatro sin cuerda, sentado en el palco mirando el porvenir, la función se había acabado, y todos permanecían allí.
Volaban alto los sueños, aquellos que inventaste para existir.

Lo recuerdas…

Te percibía mientras pronunciabas frases sin sentido, permanecías orgulloso sobre el pedestal mientras con aire de indiferencia utilizabas tus labios para entonar palabras y unirlas en aparentes conceptos.
Tú y tu orgullo te impedían ver más allá de esta solapada apariencia, no te permitían distinguir entre lo soy y lo que parezco.
Te oía mientras mi alma sonreía, hacía tiempo que jugaba al escondite ante personas como tú. Ante marionetas del mundo que creían haber vivido porque se disfrazaban de coraje y contento.
Me instabas a mirarte, a contemplarte, fanfarroneabas de pintadas apariencias, empujándome a observar eso que decías llevar por presencia. Ese cuerpo modelado por horas de tedio y esa mente educada en el más absoluto silencio.
Esa soledad enmascarada en libertad y esa ignorancia sepultada en el baúl de tus complejos.
Nunca comprenderás que mis ojos no podían verte, que ellos planeaban sobre cielos más altos, libres de todo lo mundano y todo lo establecido en las bases de ese juego.
Blasonabas de haber residido en cinco ciudades diferentes de distintos continentes, haber trabajo en los mejores bufetes, haber conocido lagos, ríos y océanos y haber tenido mil relaciones y mil experiencias diversas.

Y presupones que has vivido más que yo. Tú no sabes lo que es vivir…

Vivir es sentir…llenar de emociones tu guerra. Tirar de una patada todos los muros y permitir que te acompañe la alegría y la pena.
Es haber llenado tu vida de sueños, de ilusiones y remiendos… y sentir como alguien puede llegar y arrebatártelos con un solo beso.
Vivir es transitar callejones desiertos mientras todos creen que navegas en barcos de viento.
Es amar con las vendas del miedo cuando quien dice amarte colorea tu mejilla de morado y centeno.
Ignoras lo que es cosechar sueños mientras tienes que esconderlos. Labrar esperanzas en la infertilidad de una granja y recolectar paciencia para comprender porqué la vida te ha dado la espalda.
Y mientra tanto… mientras todo esto sucede, ignoras lo que es llenar tus escombros de vasos de leche y pañales, instruyéndote en el master de la compresión y la calma, y graduándote en la facultad de psicología, magisterio, biología y bellas artes.

No, tú no sabes lo que es vivir…

Paseabas por la vida mientras ella pasaba por tu lado sin rozarte. Te amparabas en el dolor para no luchar por tus sueños. Buscabas y buscabas en cada boca esa agua que saciara tu sed ignorando lo que significaba vivir en un desierto.
Desconocías las leyes de la paciencia, del sacrificio y la impertinencia. Desconocías lo que era vivir con seis manos, seis pies y tres cabezas. Permaneciendo siempre despierta a la espera de la tos ferina, la neumonía o la varicela.
No, no sabías lo que se sentía cuando la soledad acompañaba mis madrugadas y la incomprensión dormía al otro lado de la cama.
No sabías lo que sentía cuando el rencor acariciaba mi  brazo y yo sólo sentía rechazo. No sabes lo que era odiar y amar al mismo tiempo, sin poder alzar la voz en el viento.
Vivías en el interior de tu castillo de cristal observando el mundo pasar… Presumías de frialdad y control entre las murallas de tu fortaleza…
Creías vivir porque tu cuerpo transitaba calles y avenidas… porque balbuceabas palabras entre mentes estrechas y mantenías conversaciones de actualidad y falsas promesas.

No, tú no sabes lo que es vivir…

Es romper todas las cadenas, correr hacia el abismo y detenerte antes de caer al inframundo sin tejido ni tela.  
Es abrir tu pecho en canal y dejarte llevar por la pasión de corre por tus venas.
Es amar sin descanso ni tregua, es introducirte en el interior del huracán y penetrar en el manantial de devora tu esencia.
Es desear morir despacio, es anhelar envenenarte con el frasco de su indecencia.
Es caminar sobre la cuerda de la realidad mientras tus brazos se aferran al trapecio de las altas esferas.
Vivir es saltar todas las barreras, destapar todas tus fingidas miserias y andar desnuda sin tapar el dolor y la pena.

No, tú no sabes lo que es vivir…

Atraviesas las inexistentes avenidas de tu existencia con fingidos esquemas. Te abrigas entre los brazos de la cordura y la prudencia. Atizando a tus palabras a ser comedidas y a no surcar las calles de la sinceridad cuando de sentimientos se alimenta. Escondes tu dolor en el armario de cosas para olvidar, cerrando con llave la puerta. Y camuflas de calma tu tempestad para no alterar ese volcán que hierve por eclosionar.

Presupones que has vivido más que yo… Pero… tú no sabes lo que es vivir…

No sabes lo que es que el dolor rasgue la tela de tus harapos, desgarre la fibra de tu sonrisa y descuartice los espacios de tu inocencia.
No sabes lo que es despertar sin madrugadas y dormir sin tus sueños. Morir porque estas viva y vivir porque estás muriendo.

No, no sabes lo que es eso

Ignoras lo que se siente cuando has bajado al infierno y de pronto una mano te eleva hasta el cielo. Acaricia la mejilla de tu esperanza y restaura el color de tu pelo.
No, no sabes lo que se siente cuando ese alguien te coloca delante de tus espejos y descubres a una mujer que se desgarra por dentro. Devolviéndote tu identidad y deportando la pantomima al destierro. 

No, no sabes lo que se siente cuando después de la tormenta llega la calma, pernoctando en su vientre y cobijando el deseo entre las sábanas de mi almohada. Alojando su alma en mi alma y despertando mis ansias cansadas. 

No, no sabes lo que se siente ahora que volvieron mis pasiones robadas, mis caricias postergadas y sus manos arrullan mis madrugadas.

Estaba oscuro, lo sé, se hizo de día mientras esperaba…

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